La timidez es mucho más frecuente de lo que podemos imaginar. Todos tenemos algo de tímidos en cierto modo, a todos nos preocupa lo que piensen los demás, nos provoca angustia hacer el ridículo o nos sentimos mal cuando nos rechazan; la diferencia está en el grado de timidez y en cómo afecta a nuestras vidas. Si, ante cualquier expectativa de interacción social te invaden sentimientos de temor, desconfianza, inseguridad, impotencia, vergüenza, etc, y en ese momento reaccionas con miedo, rechazo, evitación o ansiedad, te interesará este artículo.
En primer lugar hay que atender a ese incansable comentarista que comenta, valora y juzga internamente todo lo que pasa en nuestra vida: el dialogo interno. Una persona tímida se envía a sí misma mensajes que alimentan esa timidez; en su mente se repiten una y otra vez pensamientos que le limitan, pensamientos distorsionados del tipo “no puedo permitirme ningún error”, “no sirvo para esto”, “todos me están mirando”, “haré el ridículo”, “si no soy aceptado por los demás no sé si podré soportarlo”, etc.
¿Te habías parado a pensar que la manera en la que te hablas a ti mismo/a es uno de los factores más importantes a tener en cuenta si quieres cambiar este rasgo de tu personalidad? Te invito a que reflexiones sobre ello.
Superar la timidez es algo que no se consigue de la noche a la mañana; requiere tiempo, esfuerzo y -lo más importante- ganas de cambiar. La buena noticia es que, si te lo propones, está al alcance de tu mano.
Puedes comenzar por tener en cuenta los 7 tips que te doy a continuación:
Acepta tu timidez
Uno de los primeros pasos para superar tu timidez es tratar de aceptarla y acogerla por completo. Cuanto más te resistas a ella, más fuerte se hará. Repítete: “me doy permiso para ser tímido y lo acepto”.
Haz una lista de las situaciones que te provocan timidez
Coloca en primer lugar las que menos ansiedad te causan y al final las que te hacen sentir peor. Después de anotar diez o doce situaciones perfectamente detalladas, comienza por enfrentarte a las primeras de la lista, las más sencillas. Esto te ayudará a ganar confianza para poder pasar luego a las más difíciles.
Para llevar a cabo este ejercicio es conveniente contar con la ayuda de “un cómplice” que te acompañe y sirva de soporte. No tengas prisa, llévalo a cabo a tu ritmo.
Dirige tu atención hacia los demás
Cuando dejamos de concentrarnos en nosotros mismos, dejamos de preocuparnos por cómo nos comportamos. Los tímidos suelen pensar que si hablan o sobresalen en algo, harán el ridículo; es por esto que suele servir de ayuda desviar la atención de nosotros mismos y enfocarnos en los demás.
Visualiza que lo consigues
Cierra los ojos y visualiza una situación en la que puedas sentir timidez. Representa mentalmente la escena con todo lujo de detalles, ¿con quién estás?, ¿qué haces?, ¿qué dices?… Visualiza tu momento ideal e imagínate feliz, cómodo, con confianza, y deja que esas sensaciones inunden todo tu cuerpo.
Descubre dónde te sientes más cómodo
No intentes superar la timidez en entornos donde no estés a gusto porque no funcionará. Si te sientes más cómodo en un pequeño café o en una reunión con solo dos o tres personas, comienza por ahí. Se fiel a tus gustos y estilo de vida.
Plantéate decir “sí” a más cosas
Al principio te costará… pero comienza por cosas pequeñas como saludar a un vecino o aceptar la invitación de un amigo. Seguro que después te sentirás mucho mejor por haber sido capaz de hacerlo.
Tú también eres valioso
En vez de fijarte en lo que te falta, piensa en todo lo que has conseguido y en las cosas que sabes hacer. Todos tenemos algún rasgo que nos hace especiales e importantes; seguro que cuentas con habilidades que ofrecer al mundo. Puede que se te dé bien escuchar y seas capaz de detectar cuándo alguien tiene un problema y ofrecerle tu apoyo.
No te compares con los demás. Cada persona cuenta con unas fortalezas, descubre las tuyas.
“La timidez es la desconfianza del amor propio, que deseando agradar teme no conseguirlo.» Moliére