El miedo al futuro, la incertidumbre, es una de las emociones más difíciles de manejar.
La incertidumbre forma parte de la vida, está presente en multitud de acontecimientos en nuestro día a día. Vivimos preguntándonos si tendremos salud, si mantendremos el trabajo, si seremos capaces de sacar adelante a nuestros hijos, si estamos tomando la decisión correcta, si seguiremos con nuestra pareja…
Tenemos la necesidad de saber, de conocer qué va a pasar; es normal que queramos tener la tranquilidad de conocer qué es lo que va a ocurrir, pero lamento decirte que tenerlo todo bajo control es imposible.
El desconocimiento de qué va a pasar también nos provoca inseguridad, y ese coctel formado por el miedo y la inseguridad a menudo nos paraliza. Seguro que en más de una ocasión has escuchado el refrán: “Mas vale malo conocido que bueno por conocer”. Cuando utilizamos esta frase estamos justificando nuestros miedos, nuestra dificultad para afrontar nuevos retos, nuestra cobardía para salir de la zona de confort. Sé que lo desconocido siempre asusta, pero… ¿De verdad vas a quedarte ahí parado? ¿Ni siquiera vas a intentarlo?
“Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar”
Paulo Coelho
Aunque lo peor que te puede pasar no es quedarte inmóvil sin hacer nada. Cuando el miedo se instala en nuestra mente y empezamos a preocuparnos en exceso por el futuro puede surgir ansiedad anticipatoria. Si has sufrido en algún momento los síntomas de esta desagradable emoción habrás comprobado cómo los pensamientos negativos anulan nuestro raciocinio y, ante cualquier acontecimiento venidero, comenzamos a imaginar los peores desenlaces: anticipamos consecuencias catastróficas, nos ponemos en lo peor y pensamos que no vamos a poder soportarlo, que no lo superaremos o que no seremos capaces. Razona por un momento esta distorsión del pensamiento… ¿Todo va salirte mal? Piensa qué probabilidades tienes para cada supuesto. ¿No hay ninguna posibilidad de que algo salga bien? Pues claro que la hay… como mínimo las mismas probabilidades, incluso la mayor parte de las veces tenemos muchas más posibilidades de que las cosas salgan bien, que mal.
Verdaderamente el miedo es una de las emociones más incapacitantes y hemos de ser capaces de identificarlo y mirarlo a la cara para evitar que se apodere de nosotros.
Si sientes que te estás preocupando en exceso por el futuro, te propongo 7 claves para superarlo.
No te olvides de respirar.
La respiración correlaciona directamente con las emociones. Las emociones negativas tienen la capacidad de acortar y acelerar la respiración, provocando desagradables síntomas que a veces nos asustan y limitan. Si somos capaces de reservar un momento para respirar de manera abdominal con una exhalación lenta y profunda, la activación de nuestro cuerpo bajará de revoluciones y nos acercaremos cada vez más a la calma.
Desvía el foco de tu atención.
¿Cuánto tiempo dedicas a tus miedos y preocupaciones? Si te centras demasiado en estos temas, sin darte cuenta estás provocando que los pensamientos negativos se instalen en tu mente. Deja de alimentar este tipo de conversaciones y cambia el enfoque. Dirige tu atención hacia lo que te genera bienestar, lo que te gusta y te hace sonreír. Si buscamos cada día los pequeños placeres de la vida al final acabaremos encontrándolos.
Se flexible, no puedes controlarlo todo.
El perfeccionismo y la autoexigencia a menudo nos crean unas expectativas irreales. La cruda realidad nos muestra que, en muchas ocasiones, las cosas no salen como las habíamos planeado. Siempre habrá elementos que se escapen a nuestro control; a veces no queda otra que adaptarse. Además la vida no es blanco o negro, buena o mala; nos movemos a lo largo de un continuo. Reconocer y aceptar este término medio nos evitará mucha ansiedad.
Acepta.
El miedo a la incertidumbre es inherente al ser humano y todas las personas lo sufrimos en mayor o menor medida pero permanecer inmóvil y temeroso ante lo que pueda suceder, ante los cambios, no logra que desaparezcan… de igual modo van a llegar a nuestras vidas. Hay un detalle importante a tener en cuenta: el cambio forma parte de nuestra existencia. Cuanto antes seamos capaces de aceptar el carácter cambiante e impermanente del mundo en el que vivimos, antes nos liberaremos del sufrimiento.
Vive el presente.
Si observas dónde está situada tu mente cuando sufres miedo o ansiedad, comprobarás que está proyectada hacia el futuro, siempre anticipando terribles resultados. ¿Te has parado a pensar que muchas de las cosas por las que te preocupas nunca llegan a suceder? Sitúate en el presente, en tu realidad, y podrás comprobar que lo que está sucediendo ahora mismo no tiene nada que ver con lo que está imaginando tu mente.
Mejora tu autoestima.
Potencia tus fortalezas y confía en que podrás superar los obstáculos cuando lleguen. Los seres humanos tenemos una capacidad de superación ante la adversidad mayor de lo que pensamos. Cree en ti.
Permite que te ayuden.
Si sientes que tus pensamientos están fuera de control y los síntomas que te provoca el miedo empiezan a ser incapacitantes, puede ser beneficioso para tí buscar la ayuda de un profesional cualificado. Afrontar los cambios es más fácil cuando te sientes acompañado.
“Las especies que sobreviven no son las más fuertes, las más rápidas ni las más inteligentes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”
Charles Darwin