La idea de espacio de escucha surgió con la intención de fusionar estas disciplinas y conseguir la transformación en ambas direcciones: poder también llegar a la mente a través del cuerpo.

Esta perfecta simbiosis es realmente efectiva: mente y cuerpo actúan de forma interactiva. El trabajo con la mente puede influir en la fisiología del cuerpo, pero también determinados ejercicios y movimientos corporales son capaces de desbloquear zonas del cuerpo humano cargadas y rígidas, liberando los sentimientos y emociones que no encuentran escapatoria.

Desde entonces he ayudado a muchas personas a encontrar “ese algo” -que nadie sabía definir exactamente-, una solución que pudiese cambiar sus vidas hacia un estado de bienestar, de calma, anhelando liberarse de su ansiedad o depresión, de sus tensiones, su apatía, insatisfacción, de sus miedos…

Lo que sí puedo asegurar es que, durante el camino, se encontraron a sí mismos y desde ese lugar tu vida cambia: todo se ve con más claridad y resulta más sencillo y placentero vivir.

Me encanta mi trabajo.

Y en estos menesteres me ocupaba cuando, a mis cuarenta y siete años, me sobrevino la fatídica noticia del diagnóstico de un cáncer.

Todo mi mundo se quebró. De repente… todo se para.

Y pasé de maestra a alumna.

Alumna de la vida y de mí misma.

Hay lecciones que aprendes en el transcurso de algunas experiencias vitales que es imposible comprender o asimilar (ni tan siquiera imaginar) cuando estás sumergido en la rutina o en la normalidad de tu cómoda vida.

Vivimos sometidos a cambios, presiones y situaciones que nos bloquean, estresan y nos dejan sin energía. Ten presente que es posible mejorar tu calidad de vida y conseguir el bienestar físico y mental que todos soñamos; solo necesitas las herramientas y recursos necesarios.

Lo importante es lo que hagas a partir de ahora y cómo recorras el camino: Únicamente tienes que dar un paso en la dirección adecuada.

Desde espacio de escucha será un placer caminar a tu lado y ayudarte a conseguirlo.