Si estás pensando en empezar a practicar yoga y meditación, este texto te será muy útil. Llevo ya un par de años trabajando en estas prácticas en mayor o menor medida y me gustaría darte las razones por las que NO deberías empezar a trabajarlas.
Pero antes de empezar y, asumiendo que estás indeciso o indecisa, me gustaría aclarar un par de conceptos: Primero de todo, el yoga no es una gimnasia, y la meditación tampoco es sentarse y poner la mente en blanco. Estas técnicas, que van mucho más allá, tienen efectos secundarios que no te han dicho y que deberías conocer.
¿Por qué no empezar este camino?
El primer motivo tiene que ver sobre la naturaleza del yoga.
Si no es una gimnasia, ¿qué es el yoga? Bien, pues el yoga es una vía a través de la cual se medita. Esto quiere decir que, aunque trabajes el cuerpo, olvida marcar bíceps y tableta de chocolate en la playa.
Más bien al contrario, la “tableta” se la pones al cerebro. Para empezar, adquirirás un conocimiento de todo tu cuerpo: desde la coronilla hasta la punta de los pies, pasando por el suelo pélvico (sí, “ese” sitio). Notarás y podrás visualizar tus órganos internos, músculos y huesos. En otras palabras, te darás cuenta de la realidad detrás de los dibujos y esquemas corporales del instituto.
Por otro lado, te tocará enfrentarte todos los días a tus propios límites, ya sea haciendo el perro boca abajo, el guerrero II o gato/vaca (miau/mooo).
Notarás que los músculos pesan y que las articulaciones alcanzan ángulos imposibles. Además, ¡qué vergüenza ver a esa persona mayor haciendo el asana mejor que tú!
En yoga y meditación, por encima tampoco se puede competir. Olvídate de premios y de homenajes; como mucho te llevarás una agradable sensación en la espalda tras jugar un rato con la pelotita de tenis. Y hablando de la espalda, echarás de menos esos masajes en el fisio tan agradables por cincuenta o sesenta euros la sesión, puesto que de tanto estirar y retorcer la espalda se te van a quitar las contracturas y las excusas para ir a ver a ese o esa fisio tan majo o maja.

Tampoco te recomiendo el yoga por el tema del sonido. En vez de la alegre cháchara del fisio, escucharás el silencio, un silencio compartido entre varias personas, solo roto por la música de un mantra recitado en coro. Y hablando de sentidos… no solo tendrás dos ojos, sino que se te abrirá un nuevo ojo situado entre ceja y ceja, lo que, para miopes como yo, es todo un fastidio. ¡Dónde encontrar gafas para tres ojos!.
Este tema del tercer ojo, además, te da la posibilidad de ver “más allá” y explorar las profundidades de la psique, la pantalla mental y tanto las sensaciones como los sentimientos.
Conclusión: ¡Qué pereza!
Por eso no te recomiendo ni yoga ni meditación, ¿para qué hacer estos esfuerzos, observar estos detalles tan sutiles y hacer esas posturas? Piensa que, si exploras este camino, además romperás prejuicios a la vez que mantendrás tu cuerpo en un equilibrio sano.
Así, nada de yoga ni meditación, salvo que te interese eso de “mens sana in corpore sano”.