¿Podemos cambiar?
Cuantas veces has oído la frase “yo soy así, qué le voy a hacer”. Muchas personas piensan que están determinadas por su personalidad, que es cuestión de genes o que son demasiado mayores para cambiar.
Tenemos la sensación de que somos de una manera fija, establecida por la herencia biológica, el ambiente o las circunstancias de nuestra vida; y en parte así es. Pero lo cierto es que, a lo largo de nuestra vida, podemos ir cambiando.
Este camino por el que transitamos es un continuo proceso de aprendizaje. Pero no seremos capaces de cambiar nada si pasamos por la vida de puntillas. Hace falta parar, darse cuenta, tomar consciencia del momento presente. Trabajar en ti mismo para encontrarte. Un camino al principio un tanto incómodo, porque en ocasiones te encuentras con tu yo más crítico, más débil, con creencias que te limitan, con patrones heredados o con miedos.
El proceso del autoconocimiento puede resultar difícil, pero es un viaje necesario para conseguir sentirte libre y vivir mejor.
Si nos hacemos conscientes de lo que nos limita y bloquea, aprendemos de nuestros errores y descubrimos aquello que nos gustaría cambiar, podemos llegar a ser esa persona que queremos ser.
Es posible cambiar y ser mejor persona; es posible acercarte a lo que quieres o necesitas para vivir mejor.
¿Cómo podemos hacerlo?
Pues lo que está claro es que no vas a lograrlo por arte de magia o por iluminación divina. Tampoco lo conseguirás haciendo cursos o talleres online si no te involucras y lo acompañas de un trabajo personal diario. Y por supuesto lo tendrás también difícil si lo único que haces es escuchar podcast o visualizar vídeos desde el sofá de tu casa sin implementar luego en tu día a día lo que has aprendido.
Hay un requisito imprescindible: Comprometerte contigo y pasar a la acción, porque la única persona que puede hacerlo eres tú.
Tenemos que hacernos responsables de nuestra vida y tomar las riendas. ¿Quieres transformación? Pues hay que tomar consciencia. Cuanto más consciente seas de tus tendencias mayor capacidad tendrás para elegir qué es lo que quieres cambiar; pero lo más importante es pasar a la acción.
¿Necesitas un cambio?
En primer lugar, márcate un objetivo. ¡¡Tenemos tantas posibilidades de mejora!! Por ejemplo, te puedes proponer desarrollar alguna cualidad como la paciencia, empezar a meditar, alimentarte de forma más saludable, aprender a gestionar el estrés, intentar ser más organizado, no enfadarte tanto, ser capaz de disfrutar de lo que haces, vivir con más calma, etc.
Soy consciente de que muchas veces falta motivación, estamos tan cómodos en nuestra zona de confort que nos cuesta dar el paso, a veces incluso es un problema de miedo ante la incertidumbre. Pero lo que es evidente es que
si no modificas de alguna manera tu rutina, (introduciendo nuevos hábitos, eliminando otros…) tu vida no va a cambiar.
Es imposible lograrlo si continúas haciendo lo mismo cada día, ¿no crees?
Solemos pensar que la motivación es un requisito imprescindible para pasar a la acción y, desde luego, es un gran impulsor para empezar a moverte, pero en ocasiones (sobre todo cuando sufrimos depresión o ansiedad) sucede que no sentimos esa fuerza que nos alienta, ese estímulo o aliciente que nos empuja hacia delante. A veces falta voluntad… En este caso tendremos que hacer un pequeño esfuerzo y obligarnos a dar el primer paso; la motivación llegará entonces después de la acción.
Y no te agobies, porque tampoco es buena idea comenzar con grandes cambios ni intentar modificar varios hábitos al mismo tiempo. Puede que te resulte complicado pasar de cero a cien en cinco segundos… Lo recomendable es ir introduciendo poco a poco pequeñas modificaciones en tu día a día; estos pequeños detalles te llevarán a mayores cambios que, de manera progresiva crearán nuevas actitudes. Estas nuevas actitudes irán transformando tu vida y te irán acercando a tu objetivo.
¿No sabes por dónde empezar?
Si lo que necesitas es cambiar algún hábito, aquí te dejo alguna recomendación:
- Revisa porqué mantienes determinados hábitos que no están siendo del todo beneficiosos para ti. ¿Por miedo, pereza, comodidad, desconocimiento, falta de motivación, baja autoestima?
- No te dejes llevar. Que la opinión de los demás no influya para continuar o no con tu cambio de hábito. Ten claro que introduces ese cambio porque, en primer lugar, es bueno para ti; continúa con ello pase lo que pase a tu alrededor.
- Es necesario tu compromiso al 100%. Cada vez que vayas a cambiar un hábito, comprométete por escrito. Comunica también a tu familia o allegados los cambios que quieres introducir y pídeles su apoyo.
- Es muy importante la disciplina, sobre todo durante los primeros días. Ser fuerte y constante. Para que un hábito se instale en tu vida es necesaria la repetición continuada.
- Empieza lentamente, de forma gradual, introduciendo poco a poco cada hábito. No intentes hacer grandes cambios a la vez en el mismo día. Puedes establecer un planning para ir incorporándolos en tu vida.
- Si algún día fracasas no te preocupes. No seas muy crítica/o contigo, trátate con amabilidad y paciencia. Ríete de tus errores y aprovecha para mejorar.
- Si fracasas durante varios días, reflexiona y detecta tus excusas. Seguramente te encontrarás excusándote de alguna manera para no poner en práctica tu nuevo hábito. Date cuenta que estás saboteándote; recuerda los motivos por los que el cambio merece la pena y continúa con él.
- Encuentra tu motivación para cambiar. ¿En qué medida es beneficioso para ti? ¿Para tu familia? ¿Mejorará tu calidad de vida? ¿Te sentirás mejor?
- Elige una recompensa y, al final de la semana, valora cómo te ha ido. Refuerza tus logros. Recompénsate con algo que te guste cuando vayas consiguiendo los objetivos.
Hay veces que solos no podemos; puede que necesitemos alguien que nos guíe y acompañe. La terapia psicológica no solo se limita a trastornos mentales. En ocasiones podemos vernos sumergidos en alguna dificultad cotidiana que no sabemos cómo gestionar y que, en unas pocas sesiones, un psicólogo te puede ayudar resolver.
Puede que éste sea tu primer gran cambio: reconocer que necesitas ayuda y ponerte en marcha.