¿Cuántas veces has dicho sí cuando en realidad querías decir No?
A lo mejor lo has hecho por continuar con la imagen que todo el mundo tiene de ti como una persona complaciente, o puede que te dejes llevar con facilidad y siempre termines haciendo lo que los demás quieren. Quizás te preocupe el rechazo o simplemente no te atrevas porque te falta valor o una autoestima suficiente. En ocasiones puede que te cueste porque crees que si lo haces le provocarás daño a la otra persona, o porque en alguna ocasión lo hiciste y tuviste alguna experiencia negativa.
Seguro que, si te cuesta decir no, te sientes identificado con alguna de las razones que acabo de mencionarte.
Pero también reconocerás, si esta es tu tendencia, que la mayor parte de las veces acabas con sentimiento de culpa y enfadado contigo mismo por no haber sido capaz de expresar libremente lo que querías, acumulando mucho malestar y ansiedad. Además, los demás nunca llegan a conocerte realmente porque no les muestras tus verdaderos sentimientos y deseos.
Si queremos sentirnos bien con nosotros mismos tenemos que aprender a decir “no”, marcar nuestros propios límites y perder el miedo a lo que los demás puedan pensar. Para ganarnos el respeto de los que nos rodean es necesario empezar por uno mismo; ser fieles a nuestra esencia y a lo que realmente queremos.
«Si debe decir que sí, dígalo con el corazón abierto. Si debe decir que no, dígalo sin miedo»
Paulo Coelho
Estrategias para aprender a “decir NO”:
- Haz una lista de las situaciones en las que te cuesta decir no ordenándolas por grado de dificultad: desde la que te resulta más difícil negar hasta la que te cuesta menos decir que no y comienza por cambiar aquellas que te resulte más sencillo. De esta forma te vas enfrentando poco a poco y reforzando tus logros conforme lo vayas consiguiendo.
- Colócate delante del espejo y piensa en alguna situación en tu vida en la que puede que tengas que decir no. Entrena tu discurso y tu estilo de comunicación, observando de qué forma te expresas verbalmente y cómo son tus gestos, tu postura, la expresión de tus ojos, etc.
- La técnica del Disco Rayado tiene como objetivo mantenerte en tu postura, con un tono calmado, en aquello que deseas a pesar de la insistencia del otro. Por ejemplo, alguien te invita a una fiesta y sigue empeñado sin hacer caso de tu negativa; tu estrategia será continuar insistiendo una y otra vez en tu respuesta expresándolo de formas diferentes: “lo siento pero mañana madrugo y no puedo ir”…, “te lo agradezco pero no puedo”…, “lo siento de veras pero esta noche me es imposible”…, “es una pena, en otra ocasión será”… Es importante no dar muchas explicaciones; puedes expresar tu opinión sin dar más información.
Me estoy acordando de algo…
Recuerdo uno de mis pacientes en terapia psicológica: una joven de treinta y pocos años atrapada por sus miedos, con gran dificultad a la hora de expresar emociones y completamente dominada por su pareja. Tenía un potencial increíble y con una proyección laboral muy prometedora, pero había cogido varias bajas laborales en los dos últimos años y se veía sin fuerzas ni rumbo. Trabajamos juntas sus dificultades durante once meses; fue muy gratificante para mí, porque al final consiguió ser la persona que realmente quería ser. Hace poco me la encontré y me llevé una gran alegría. La noté muy bien, con mucha energía. Me sorprendió, a la par que me emocionó una confesión que me hizo. Me dijo: “seguro que tú no lo recuerdas, pero en una de nuestras sesiones me dijiste unas palabras que me calaron hondo. Ya sabes que siempre tomaba notas de tus palabras, pero estas tres frases merecían ocupar un lugar destacado y las escribí en la primera hoja de mi agenda. Las leía todos los días varias veces porque después de leerlas notaba cómo cogía cada vez más confianza y me sentía más fuerte”.
Claro que recordaba las palabras… yo también las dejé anotadas antes de la sesión para transmitirle exactamente el mensaje que pretendía hacerle llegar, pero nunca sospeché que fueran a resultarle de tanta ayuda. Para mi sorpresa, ella las llevaba todavía en la agenda y me las leyó. Fue muy emocionante escucharla… Te dejo el texto por si a ti también te resuenan y consiguen hacerte reflexionar:
Cada vez que no nos atrevemos a pedir lo que necesitamos, morimos un poco. Cada vez que reprimimos un sentimiento, nos apagamos un poco más. Y cada vez que decimos «sí» cuando queremos decir «no» bloqueamos nuestra energía, nos secamos un poco más y nos volvemos menos auténticos y reales.
Para establecer límites primero tienes que tenerlos tú claros. Y una vez tengas claro por qué cosas no estás dispuesto a pasar de ninguna manera, sé coherente; que lo que digas se corresponda con lo que hagas. Solo así te ganarás el respeto de los demás.
Tu tiempo es tuyo y no te conviene dejarlo en manos de los demás. Eres tú quien tiene que decidir en qué lo inviertes, pero hazlo saber. Si la comunicación con los demás es sincera y respetuosa, los demás apreciarán tu tiempo y a ti.