¿Cómo respondemos a las críticas?
Escuchar la opinión que los demás tienen de nosotros puede resultar útil porque nos coloca en otra perspectiva y nos permite salir de nuestro punto de vista subjetivo, pero hay saber diferenciar cuándo darle validez a estos juicios.
Habrá veces que te dediquen críticas constructivas desde el respeto y con buena intención, pero tendrán lugar otras en las que te encuentres con personas envidiosas, mediocres, ésas que necesitan que otros se tropiecen para sentirse más fuertes. Ten en cuenta que estas personas se alimentan de los errores y debilidades de los demás; no buscan tu bien, sino el suyo. Ni caso a la opinión de estas personas. No les des credibilidad, no dudes… Tú a lo tuyo.
¿Te has dado cuenta que ser auténtico a menudo conlleva de ser criticado?
Las personas con personalidad y las cosas claras en ocasiones reciben críticas, burlas, se las tacha de “raras”. Son una amenaza para esa parte envidiosa de la sociedad que quiere sobresalir a toda costa, porque pueden empañar su protagonismo.
Si alguien te critica ten por seguro de que vas por buen camino. Cuando sobresales por algo, a menudo no suele gustar al resto…
En esta vida, cuando te quedas dentro del rebaño haciendo lo que todos hacen corres el riesgo de estancarte, de quedarte en una zona de confort donde no avanzas. Las personas que han sido valientes y han salido del redil son las que han hecho cosas más interesantes, han innovado, han triunfado y han conseguido lograr sus metas.
Las opiniones de los demás son inevitables, pero no son mas que juicios de valor subjetivos. Solo cobran validez si tú te los crees.
En el fondo, no son las otras personas o los comentarios que hacen de nosotros lo que nos molesta. Solo hay una persona en el mundo que tiene el poder de hacerte sentir mal o deprimirte y esa eres TÚ, nadie más.
Te pongo un ejemplo: piensas que tu vecino te pone de los nervios, pero en realidad lo que te provoca el malestar es la forma en la que te tomas lo que hace o dice tu vecino, es decir, lo que te dices mentalmente a ti mism@ después del comportamiento de tu vecino. En lugar de decir «mi vecino me pone de los nervios», lo que verdaderamente sucede es que «Yo me pongo de los nervios porque lo que me digo de lo que mi vecino me hace me pone nervioso».
Parece un galimatías, ¿verdad?
Me explico…
Ante cualquier suceso, comentario, situación, etc. La dinámica mental es la siguiente: lo primero que sucede en nuestra mente es una sensación automática, casi inadvertida y muy rápida, que clasifica cualquier suceso en “agradable” “desagradable” o “neutro”. En base a esta clasificación interna, inmediatamente se desencadenan en tu mente ciertos pensamientos y son estos pensamientos los que provocarán después la emoción. Si alguien, por ejemplo, te critica, dice o hace algo que te molesta, lo catalogarás automáticamente como “desagradable”, lo que provocará en ti rechazo y pensamientos negativos. Tu reacción emocional (ira, enfado, ansiedad, tristeza, etc) será consecuencia de estos pensamientos negativos y no de lo que la otra persona diga o haga. Todo dependerá de la clasificación inicial que hayas hecho y de la posterior interpretación (lo que te digas a ti mism@) que hagas de lo que ha sucedido.
Cuando te afecta demasiado la opinión de los demás o su comportamiento, es recomendable revisar dentro de la propia mente, porque puedes estar dejándote llevar por creencias o pensamientos distorsionados tipo:
- Sacar conclusiones apresuradas dando por válida la opinión de la otra persona
- Estar exagerando o magnificando la importancia de las cosas
- Adivinar el pensamiento. Supones que sabes lo que la otra persona piensa y lo das por cierto
- Irse a los extremos, ser inflexible
- Te enfocas solamente en lo negativo
- Te descalificas/infravaloras
- Te etiquetas o etiquetas a los demás de forma negativa (eres un…) (soy una…)
No podemos controlarlo todo
No podemos controlar cómo se comporta otra persona, ni podemos pretender que piense o diga lo que nosotros queremos porque cada uno somos de una manera.
Habrá veces que podrás expresar de forma asertiva tu opinión ante algo que te ha sentado mal, pero sucederán otras en las que te cruzarás con personas que -por mucho que argumentes- nunca van a dar su brazo a torcer. En este caso continuar hablando será una pérdida el tiempo; quizás sea preferible sonreír, darte la vuelta y seguir con lo que estabas haciendo. Y… no es cobardía, perder la batalla o quedar como tont@; es de inteligentes saber cuándo conviene “no entrar al trapo”. Por tu salud y tranquilidad.
¿Qué prefieres: estar tranquilo o tener razón?
La opinión de los demás no debería importarnos tanto
Cuando te afecta mucho lo que alguien piensa sobre ti, estás dando demasiada importancia/protagonismo a esa persona en tu vida.
Pero piensa: ¿Quién es el otro/a para opinar sobre mí? ¿Esa persona tiene en realidad tanta relevancia en mi vida? Pues si lo reflexionas, muchas veces responderás que no… dejamos que otras personas influyan en nuestro estado de ánimo teniendo demasiado en cuenta lo que dicen.
La persona más importante en tu vida eres tú.
Nadie te conoce lo suficientemente bien como para juzgarte.
Ten claro que no podemos caerle bien a todo el mundo. Siempre vamos a ser criticados por una cosa o por otra… Así que te animo a que te atrevas a ser tú mism@, actuando y decidiendo según tus valores sin dejarte influenciar por los demás.